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Informe Latinoamericano - 22 de enero de 2010 (ISSN 1741-7317)

MEXICO: Cordero afirma que son inminentes los nuevos contratos petroleros

El ministro de finanzas, Ernesto Cordero, dijo en un discurso de alto perfil, en Washington el 20 de enero, que los nuevos contratos petroleros de servicios estaban casi listos para ser ofrecidos a los interesados. Esos contratos pagarán a los contratistas extranjeros de acuerdo con los resultados, reviviendo un sistema que estaba en vigencia hace 50 años. Se tiene la casi certeza que los nuevos contratos serán sometidos a cuestionamientos ante las cortes mexicanas por nacionalistas de izquierda, que argumentarán que los mismos ponen en riesgo el monopolio constitucional sobre la exploración  y explotación del petróleo, que ha sido conferido a Petróleos Mexicanos (Pemex) cuando fue creada la compañí­a estatal en 1938.

Cordero, que estaba haciendo una optimista presentación en el Centro Woodrow Wilson, en Washington, sobre el estado de la economí­a mexicana, dijo que los controversiales nuevos contratos petroleros, que pagarán a los contratistas extranjeros de acuerdo con los resultados, estaban siendo finalizados. El gobierno ha estado trabajando sobre esos contratos desde que fue aprobada una modesta reforma del sector energí­a en 2008.

Cordero prometió que la producción de petróleo del paí­s, que ha descendido de un promedio de 3,4m bpd en 2004, a 2,6m bpd se mantendrá en el nivel de 2,6m bpd durante “el futuro inmediato".

Cordero negó que los controversiales nuevos contratos, que ofrecerá incentivos a los subcontratistas exitosos, fuesen ilegales. Sus oponentes nacionalistas de izquierda argumentarán que bajo la constitución, todos los derechos del petróleo son otorgados al monopolio estatal de petróleo, Pemex, y que ofrecer incentivos a los subcontratistas infringe las prerrogativas de Pemex.

Las compañí­as petroleras internacionales han estado aguardando con impaciencia para ver los términos de los nuevos contratos de servicios. Las filtraciones que se conocieron sobre los nuevos contratos, no han sido alentadoras. Comentaristas locales bien informados sobre la industria petrolera, como el consultor David Shields, dudan que el giro que está poniendo el gobierno sobre los nuevos contratos -que ellos revitalizaran la industria petrolera mexicana- no puede ser verdad.

El mayor problema con los nuevos contratos de servicios es que mantendrán a Pemex en el centro de la industria petrolera. Como el mismo Pemex es considerado como sinónimo de ineficiencia y corrupción, dándole más poderes sobre lo que probablemente sean nuevos yacimientos importantes estratégicamente, en las aguas profundas del Golfo de México, es improbable que provoque una entusiasta carrera en las compañí­as petroleras internacionales interesadas en los contratos.

Los reformistas admiten que las nuevas reglas no permitirán que las compañí­as petroleras internacionales compitan con Pemex. Tampoco se permitirá que las compañí­as petroleras internacionales se asocien con Pemex. Todo lo que se les permitirá es trabajar para Pemex como subcontratistas.

Y, como Shields y otros señalan, lo que menos se conoce es si los nuevos contratos serán legalmente irrebatibles. Hay pocas dudas que el gobierno está reforman normas y prácticas que caen bajo el Artí­culo 27 de la constitución. Ese artí­culo otorga al estado la propiedad de todos los minerales existentes en el paí­s.

Cómo interpretará la corte suprema las nuevas reglas está lejos de ser claro. Además, puesto que las concesiones probablemente serán a largo plazo, los nacionalistas de izquierda tendrán oportunidades para lanzar nuevos desafí­os si sus primeros esfuerzos no fuesen exitosos. Pocas compañí­as petroleras internacionales no están dispuestas a comprometer billones de dólares en proyectos complicados, cuando ellos afrontan no sólo los riesgos normales del negocio y los geológicos, sino también la amenaza que si ellos hallan un gran yacimiento de petróleo, éste les puede ser arrancado por las cortes mexicanas.

Un riesgo igualmente grande, aunque menos publicitado es el preeminente rol que las reformas otorgan a Pemex. Igual que muchos monopolios estatales, Pemex tiene una débil cultura de negocios. Tiene poca experiencia en evaluar y administrar riesgos operacionales. Los decepcionantes resultados logrados del geológicamente complicado yacimiento de petróleo de Chicontepec, demuestra cuán débil es su gerencia media.

En Chicontepec, Pemex Exploración y Producción (PEP), el brazo de la empresa petrolera responsable de desarrollar el yacimiento, no hizo nada de las tareas preliminares requeridas por los contratistas extranjeros, que podí­an haber sido capaces de ayudar a desarrollar Chicontepec de manera más efectiva. PEP no proveyó un sondeo geológico completo del yacimiento, tampoco evaluaron cuál era la tecnologí­a más apropiada para extraer petróleo de lo que es, hay que admitirlo, un yacimiento muy dificultoso en términos geológicos. En cambio, contrataron compañí­as extranjeras para perforar y se quejaron cuando esas compañí­as dijeron que varios de los pozos no eran viables.

Como muchos monopolios del estado alrededor del mundo, Pemex se ha convertido en un lugar donde los polí­ticos pueden premiar a sus partidarios con empleos. Eso ha inflado su nómina de pagos y disminuido su eficiencia y su base capacitada.

Perspectivas económicas

En su discurso en el Centro Woodrow Wilson, Cordero argumentó que los aumentos de impuestos que entrarán en vigencia a comienzos de 2010 no llevará al paí­s de vuelta a la recesión. Un número de economistas locales no están de acuerdo con esa visión. En 2009, la economí­a se contrajo en al menos 7%. Este año el gobierno pronostica un crecimiento de 3%.

Los economistas locales están inquietos porque la determinación del gobierno de elevar los impuestos en 2010, entorpecerá a la economí­a. Como resultado del presupuesto aprobado por el congreso en noviembre pasado, el impuesto a las ganancias, el Impuesto al Valor Agregado (IVA) y los impuestos a los combustibles y los teléfonos móviles, todos se incrementarán en enero. Cordero arguye que los aumentos impositivos están diseñados para hacer que la economí­a sea menos dependiente de los ingresos petroleros.

Para 2010, el gobierno afirma que el déficit fiscal será de sólo 0,7% del PBI, alrededor de la mitad que en 2009. Para 2012, el gobierno pretende estar conduciendo de nuevo un presupuesto equilibrado.

 

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